Seguramente muchas veces en nuestra vida hemos
constatado con un poco de decepción que no somos especialmente buenos haciendo
alguna cosa, que no se nos da bien. En algunas ocasiones, si esta sensación la
hemos tenido en un par de situaciones que se han producido en un corto espacio
de tiempo, incluso llegamos a concluir, erróneamente, que “nada se nos da
bien”.
Más allá de las creencias limitadoras que todos
tenemos y sobre las que hablaré en próximos posts, el propio hecho de auto enjuiciarnos
con mucha frecuencia y poca tolerancia nos puede llevar a la peligrosa y
equivocada idea de que valemos para, más bien, poca cosa.
Tener este pensamiento como consigna en la vida es
realmente un error, ya que debilita en gran medida nuestra autoestima y nos
quita motivación para encontrar aquello que realmente nos apasiona y que
potencia la esencia de nuestro talento.
Tan cierto es afirmar que nadie es perfecto en todo
lo que hace, como que todos, todos sin excepción, tenemos algo en lo que somos
realmente buenos. ¡Tan buenos que podríamos incluso vivir de ello y ser felices
en el camino!. Para eso es necesario que añadamos dos condiciones más a la
conciencia necesaria para auto descubrir nuestro talento natural: creer en ello
(o mejor dicho, en nosotros mismos) y ser persistentes en nuestro empeño de
aportar valor a los demás a través de ese talento.
Creer en nosotros nos da alas para la creatividad,
para que se nos ocurran cosas que no nos creíamos capaces de imaginar y menos
de alcanzar. Nos da fuerzas para no decaer y nos entrena en el poderoso arte de
la resiliencia, además de ayudarnos a liberarnos de nuestras creencias
limitadoras más íntimas. Al creer en nosotros, nuestros puntos fuertes se
potencian de un modo determinante, ante nuestros ojos y los de los demás, dando
además la sensación de que nuestras debilidades no son ya tan importantes.
Si además somos persistentes, si aprendemos y nos
habituamos a no rendirnos, conseguiremos que nuestros sueños no bajen en nuestra
escala de preferencias y eso nos permitirá no abandonarlos. No harán falta
grandes cosas para no abandonar, más bien una rutina de cosas pequeñas que nos
acerque, más o menos rápido, a conseguir nuestros objetivos.
Si ya has sido capaz de vislumbrar cuál es tu poder,
recuerda cada día lo afortunad@ que eres de poder aportar ese valor al mundo, añádele
ese ingrediente extra que es la disciplina para convertirlo en algo realmente extraordinario
y sobre todo … no dejes de ser feliz utilizándolo!!.
Nica
No hay comentarios:
Publicar un comentario