Proverbio chino
Seguro que no es la
primera vez que te sientes cansad@, asfixiad@ de la cantidad de cosas que
tienes por hacer y en parte también, y aunque te sientas mal solo de pensarlo y
no lo compartes con nadie, agobiad@ por la demanda que de tu tiempo hacen los
más cercanos a ti.
Es curioso, pero cuanto
más predispuestos nos mostramos, cuanto más nos esforzamos por ayudar a los que
nos rodean, cuantas más cosas conseguimos resolver, más necesidad de
involucrarnos en nuevas cosas parece surgir. En realidad no se trata de ninguna
paradoja, más bien todo lo contrario, es casi la consecuencia lógica de cuidar
al prójimo, de darte a los demás, de tratar de ayudar y conseguirlo, de asumir
tareas y responsabilidades aunque no te correspondan y también, en cierta
medida, de no delegar.
Y aunque es muy
gratificante la sensación de ayudar a que otros se sientan bien, aunque nadie
duda de que dar apoyo a los demás llena mucho, también puede llegar a
convertirse en una pesada carga a nuestras espaldas, que un buen día acaba por
pasarnos factura.
Poco a poco el tiempo para
ti va encogiendose hasta casi desaparecer porque te encuentras pegada al
teléfono escribiendo whatsapps a unos y otros, tratando de levantarles el
ánimo, te pasas el día corriendo de un sitio para otro para resolver mil y una
tareas, te apresuras a escuchar a todos los que necesitan desahogarse, dedicas
un buen tiempo a ayudar a tus hijos con sus actividades, a tus padres o
hermanos con sus preocupaciones o a tus amigos en sus malos ratos. En resumen,
¡eres un crack para todos los que más quieres! pero... Y para ti? Realmente te
sientes en plenitud viviendo así?
Compartir tu tiempo con
los demás de forma generosa es importante para ser feliz. Reservarte un tiempo
para compartirlo contigo mismo, también. Y pensar que esto no es egoísmo
sino un acto de generosidad, en este caso hacia ti, quizás sea el primer paso
para aceptar que tenemos necesidades y que debemos reservar un espacio para
mimarnos un poco (y si es posible, también para que nos mimen), sobretodo si
queremos seguir en pie.
No se trata de que, de
pronto, te olvides del mundo. Ni mucho menos se trata de volvernos egoístas e
insensibles. Se trata de ser generosos en nuestras dedicaciones ... Sin
olvidarnos de nosotros mismos!!. En el equilibrio suele estar la virtud, y si
al principio no sabes ni siquiera como enmendar esta situación sin herir a nadie, puedes empezar
por reservar un rato, cada día, para hacer algo que te guste de veras. Lo puedes
marcar en tu agenda, acoplar en el horario que no interfiera con tus otras
actividades, ser flexible en la actividad a realizar, y dedicarle más o
menos tiempo según tus necesidades y compromisos, pero lo que no debe faltar es
ese pequeño espacio reservado para ti cada día.
No olvides qué cuanto más
agotad@, enfadad@ o frustrad@ te sientas, menos serás buena compañía para
nadie, así que quizás sea mejor ponerle remedio antes de que tus emociones se
desborden, por saturación, con los que tienes más cerca.
Nica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario