De vez en
cuando observamos con sorpresa e incluso me atrevería decir que hasta con algo
de envidia, que personas de nuestro entorno consiguen “fácilmente” lo que persiguen.
Es entonces cuando nos asaltan las dudas sobre qué métodos seguirán para
conseguir “siempre” lo que se proponen, cuando a nosotros rara vez nos salen
las cosas como nos las habíamos imaginado. Esto nos vale tanto para aprender a
tocar un instrumento musical, conseguir adelgazar, dejar de fumar o sacar una
asignatura que se nos había atragantado.
En realidad,
no hay ninguna receta mágica más allá de una buena planificación y el arte de
crear los hábitos correctos. Dividir los grandes retos en tareas más pequeñas,
organizarlas en el tiempo y …repetir, repetir y repetir. La pregunta sería
ahora, ¿Cómo desarrollar estos buenos hábitos?. En mi opinión hay dos factores
clave. El primero, querer desarrollarlos
y el segundo comprender el proceso.
En cuanto al
proceso es bastante sencillo, nuestros valores (si quieres puedes echarle un
vistazo a mi post de diciembre pasado sobre esto), provocan pensamientos que a
su vez generan actitudes frente a las cosas o las circunstancias, y éstas a su
vez configuran nuestras acciones. Cuando repetimos acciones es cuando realmente
generamos un hábito y en consecuencia obtendremos unos resultados derivados de
ello.
Resulta
bastante frustrante tratar de cambiar el final de la cadena, los resultados,
obviando todos los eslabones anteriores. Conseguiremos poco o nada. La realidad
es que si queremos buenos resultados, debemos generar buenos hábitos, aprendiendo
a gestionar nuestros pensamientos y la coherencia de estos con nuestros
valores.
El problema
muchas veces radica en que para crear buenos hábitos hay que erradicar antes
los malos hábitos que tenemos y eso cuesta, porque como no dejan de ser hábitos,
el hecho de cambiarlos supone un esfuerzo de transformación y nuestra mente no siempre
es lo diligente que sería deseable, y se empeña en quedarse en su zona de
confort y decir que NO! a ningún movimiento que queramos hacerle.
Pero que
cueste, que haya que ser perseverante y echarle energía al asunto no significa
ni mucho menos que no sea posible. Se pueden cambiar los malos hábitos y
sustituirlos por los buenos, lo que nos llevara entonces a cambiar esos
resultados de nuestra vida que no nos gustan y en definitiva, a ser más
felices.
Pero..
cuanto tardamos en cambiar un hábito?? Realmente muy poco. El inicio del cambio
comienza cuando realmente decidimos que QUEREMOS CAMBIAR. Querer hacer algo y estar convencidos de ello, comprometidos
fuertemente con nuestra decisión, nos aporta la fuerza necesaria para sortear
las resistencias de nuestro cerebro a salir de la zona de confort. Querer es el mejor combustible para
movilizar el cambio que necesitamos en nuestros pensamientos, en nuestras
emociones y en nuestras acciones. Y por supuesto en nuestros hábitos.
Busca la motivación
para eso que quieres cambiar, deséalo con fuerza, visualízate consiguiéndolo y
establece un plan de acción. Los buenos resultados ya están en camino.
NICA.
"Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo,
seguiremos consiguiendo lo que estamos consiguiendo"
Stephen Covey
No hay comentarios:
Publicar un comentario