¿Nunca os ha pasado que alguna de las clásicas
reuniones familiares navideñas que se suelen celebrar por estas fechas acaba como
un auténtico campo de batalla verbal?
Algunas personas que conozco me han confirmado que les
ha pasado algo así en más de una ocasión. Que curiosamente no podrían decir como
empiezan a "agitarse las aguas", pero que más de una vez acaban demasiado
revueltas, dejando a los comensales un recuerdo amargo de estos días.
La sensación de compartir tiempo con personas que son
cercanas a nosotros pero a las que no vemos habitualmente, supone para muchos una fuente de estrés. Queremos “de-mostrar” que todo nos va
estupendamente, que somos los mejores, que tenemos el mejor trabajo o los hijos
más educados y esto suele generar un caldo de cultivo bastante tenso como punto
de partida.
Se añade que muchas veces surgen pequeños debates,
donde las opiniones de los interlocutores son rotundamente contrapuestas, y se
defienden con extrema vehemencia hasta las últimas consecuencias, mucho más de
lo que las defenderíamos con personas de nuestra esfera laboral o amistosa.
Si además afrontamos estas conversaciones como una
batalla que tenemos irremediablemente que ganar, en lugar de como un momento de
vislumbrar puntos de vista diferentes a los nuestros, no es de extrañar que la reunión
no acabe realmente cantando villancicos en armonía sino, más bien, como una concatenación
de reproches más o menos subidos de tono.
Si queremos evitar esa desagradable sensación que
suele quedar tras una “batalla” en la que nadie gana y todos pierden, deberemos
emplearnos a fondo para intentar escuchar al otro, para tratar de comprender
puntos de vista diferentes a los nuestros, para aceptar nuestros errores y
nuestras áreas de mejora, para no sacar trapos sucios del pasado sino
centrarnos en compartir el momento presente, para buscar posturas, ideas, o
recuerdos que nos unan más que separarnos, para no “de-mostrar” nada a otros
sino disfrutar de nuestra auténtica realidad en compañía, y para comprender que
estas ocasiones son una buena oportunidad para reencontrarnos (que no para
competir), con nosotros mismos y con otros seres queridos.
Ojala, estas sencillas ideas te sean de utilidad
para disfrutar de unos momentos realmente felices en estas fechas. Quizás este
sea el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo y a los que te rodean.
Nica
“La única forma de salir
ganando de una discusión es evitándola”.
Dale Carnegie
No hay comentarios:
Publicar un comentario