Han pasado ya unos cuantos años desde que viví en
primera persona un mobbing. En un momento vital vulnerable, se añadió además la
inquietud, el miedo y el dolor de ver como alguien decidía cada día hacer mi jornada
laboral un poco más difícil.
De la noche a la mañana empiezas a no entender
ciertos comportamientos o comentarios que devalúan tu trabajo, que hasta
entonces ha sido brillante o cuanto menos, bueno. Empiezas a ser relegado a tareas
de escasísima relevancia lo que, incoherentemente, se acompaña con una persecución
continua de lo que haces y donde te mueves, donde estas o con quien hablas.
Nada de lo que “produces” parece estar bien, tus horarios son vigilados o
alterados con meticulosidad y así, poco a poco, empiezan irremediablemente a tambalearse
los pilares de tu autoestima.
No hay explicación ni justificación razonable a lo
que pasa, mas allá de la animadversión personal de alguien contra ti pero, sin
poder evitarlo, empiezas a sentirte culpable por cuestiones que no son ni siquiera
de tu responsabilidad. Empiezas a pensar que algo debes de estar haciendo mal
para que de pronto te traten así. Nada más lejos de la realidad: ¡¡TU NO TIENES
LA CULPA!!.
Pasar por la experiencia de un mobbing es algo que
impacta de forma irreversible en la vida de quien lo sufre. Seguramente, nada
será en el futuro como antes de vivir esa experiencia, y parte de lo vivido en
ella se fundirá a partir de entonces en lo más profundo de su personalidad.
Las estadísticas revelan que muchos procesos de
ansiedad están vinculados a vivencias de acoso laboral más o menos encubiertas,
y son precisamente éstas las responsables en gran medida de la pérdida de
autoestima, de creatividad y de la capacidad productiva de la persona.
Cuando estás viviendo esta situación es difícil sacar
una visión positiva para lo que está pasando, pero puedo asegurarte que existe.
Si eres capaz de ir procesando poco a poco las emociones que van surgiendo en
ti (el miedo, el dolor, la pérdida, el desarraigo o la incertidumbre,
fundamentalmente), sólo o con ayuda de otros, el proceso de recuperación será
mucho más rápido. Seguramente al principio no te veas capaz de hacer muchas tareas,
dudarás de ti mismo y te costará hasta hacer cosas tan sencillas como hablar en
público, pero poco a poco iras dejando atrás la pesadilla de pensar que no
vales para nada.
Si vives o has vivido algo así, ten presente que
nunca fuiste culpable de provocarlo, que cuando consigas ir superándolo, serás
sin duda mucho más fuerte que antes de vivirlo, que nadie es suficientemente
poderoso como para robarte tu felicidad de esta forma tan injusta, y sobre
todo, que la única libertad que nunca podrán arrebatarte es la de elegir una actitud
de lucha y superación ante la adversidad.
Nica.
"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes"
Khalil Gibran
No hay comentarios:
Publicar un comentario