sábado, 27 de diciembre de 2014

LO QUE DE VERDAD IMPORTA


Plenitud no consiste en alcanzar lo que anhelas,
sino en valorar lo que tienes.

Anónimo

Has pensado alguna vez qué es lo realmente importante en tu vida? Gastamos una enorme cantidad de tiempo cada día en quejarnos de las pequeñas cosas que no van del todo bien. Esas pequeñas rencillas de trabajo con compañeros o jefes poco amigables, esas disputas familiares, tan frecuentes en las celebraciones navideñas, donde cada año salen a la luz todos los trapos sucios. Esos caprichos que nos gustaría darnos y que no siempre están alcancé de nuestros bolsillos. O incluso esas cosas de nuestra apariencia externa o de nuestro comportamiento que tanto nos gustaría cambiar, pero por las que no hacemos nada por conseguirlo.

No voy a entrar en el tópico de que lo importante es la salud, básicamente porque resulta obvio. Es evidente que con la salud mermada o maltrecha es difícil disfrutar del dinero, el amor o el sexo. Pero más allá de esto, da la sensación de que a veces no somos conscientes de las cosas importantes que tenemos en nuestras manos y que, lamentablemente nos comportamos como si fueran accesorias.

Que decir de la Pasión. De esa fuerza superior que nos mueve incansablemente hacia nuestros objetivos. Esa emoción incontenible que nos arrastra, sin que podamos hacer otra cosa que dejarnos llevar. Esa energía que parece no tener principio ni final y que se mueve en una turbulencia permanente que nos alimenta. Pasión. Qué bueno sentirla!!. Y qué bueno dejarnos llevar por ella, hasta lo que nos hace felices.

Y qué decir del Amor. El amor por las personas que queremos. Por aquellos que de verdad nos importa lo que les pueda pasar. Amor en todas sus formas. A tu pareja, a tus hijos, hermanos o padres.  A esos sin lo que de verdad tu vida sería muchísimo más pobre y fría. Amor hacia nuestros amigos. Esos de los que cuesta separarnos y sin los que nos sentiríamos desorientados y bastante tristes las más de las veces.

No me puedo olvidar de la Libertad. Esa capacidad de elegir, de optar por lo que deseamos, sin que nada ni nadie más que nosotros mismos nos límite. Esa posibilidad de decidir dónde vivir, donde movernos, con quién compartir nuestro tiempo o donde enfocar nuestros esfuerzos y nuestros deseos.

Podría enunciar algunos aspectos más, pero no muchos, sin los cuales mi vida no sería feliz. Podría también imaginarme carente de multitud de cosas, de esas que a todos se nos vienen a la cabeza y sobre las que he pasado levantándome, una y otra vez, a lo largo de toda mi vida. Sin embargo, tengo claro que sin pasión, sin amor o sin libertad no tendría las fuerzas suficientes para superar los pequeños o grandes obstáculos cotidianos.

Así que, llegados a este punto de reflexión, hace tiempo que tome la decisión de recordarme cada día lo estupendo que es poder contar con lo que tengo. Lo ilusionante que es poder decidir sobre mi propia vida y tener unas inmensas ganas por vivirla. Lo maravilloso que es tener la capacidad de compartir todas estas cosas con los que más quiero, y lo apasionante que es poder conseguirlo, cada día, manteniendo la misma ilusión que el primer momento.

Nica.

Por si te sirve de inspiración... 


jueves, 11 de diciembre de 2014

EL BUEN HUMOR

"El humor y el amor son los dos componentes clave
 para una vida sana."

Dr. Patch Adams

Nos pasamos una buena parte de nuestra vida protestando. Nos quejamos con vehemencia cuando algún coche se nos cuela en nuestro carril en medio de un atasco. Se nos desencaja el rostro cuando no llegamos a tiempo a algún sitio. Elevamos el tono de nuestra voz ante una pequeña discrepancia de opinión con un tercero. Hay cientos de ejemplos que podría poner. Unas veces lo asumimos con indignación y otras, si nos pilla el asunto más "cargados" por las tensiones del día, da igual en muchos casos su importancia, para que al final acabamos bufando como si fuéramos animales.

El mecanismo fisiológico está más que estudiado. Nuestro cerebro más primitivo esta alerta ante cualquier amenaza. Como en las primeras etapas de la evolución humana, nuestra amígdala está hiperactiva, sólo que ahora lo que consideramos como "amenaza", muchas veces no debería de ser considerado ni tan siquiera como una pequeña molestia.

No se trata de obviar los problemas, todo lo contrario. Se trata más bien de saber reconocer lo que realmente es un problema, lo que de verdad nos causa dolor, lo que nos provocaría un proceso de duelo, y distinguirlo de aquellas cosas que simplemente nos molestan o no nos gustan.

Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que además de otras muchas "terapias" contra el enfado infundado, hay una que tiene un efecto balsámico, casi como una caricia, y que sin apenas ser conscientes de ello, borra de un plumazo aquello que de verdad no tiene tanta importancia: el buen humor.

¡Cuánta falta nos hace reírnos cada día, disfrutar de las pequeñas cosas y echarnos unas risas de verdad con alguien que merezca la pena! Los beneficios fisiológicos de la risa son de sobra conocidos, pero... Alguna vez has pensado lo extraordinario que puede resultarte pasar un par de horas conversando con alguien que derroche simpatía y buen humor? De forma similar a como se contagia el enfado, y acabamos medio amargados cuando pasamos un rato con alguien así, también se contagia la alegría.

A mi me gusta compartir esos momentos. Ser consciente de la suerte de contar con personas que son capaces de transformar un día gris en otro pleno de colores, sólo con pasar un rato conversando relajadamente y disfrutando de su buen humor. Me gustan las personas que sonríen y me hacen sonreír.  Esas que cuando lees sus mensajes a veces te hacen soltar casi una carcajada, aunque estés en el sitio más inoportuno para ello. Me gustan las personas que con su ingenio son capaces de sacarte de un estado de agotamiento o desasosiego. Me gusta mucho compartir mi tiempo con personas que, a pesar de sus problemas, saben buscar el momento, el tiempo y las ganas para hacerme reír, porque cada instante que paso con ellas es un regalo generoso que me hacen para ser más feliz.

Ojalá tengas tú también la suerte de tener amig@s así. Y si no fuera así, que tal si empiezas a transformarte tú mismo en una de esas personas?. ¡Échale un poco de humor a tu vida, es gratis!.


Nica.

“La potencia intelectual de una persona se mide
por la dosis de humor que es capaz de utilizar."

F. Nietzsche

miércoles, 5 de noviembre de 2014

DESPERTAR

A veces nos pasan desapercibidas circunstancias en nuestra vida, que tienen consecuencias importantes en la forma en que nos comportamos a partir de esos eventos.

No tienen necesariamente que ser cosas negativas, también las positivas marcan un antes y un después en nuestra existencia, tanto en el plano personal como profesional. Una nueva pareja, un hijo, un nuevo entorno laboral, una nueva ciudad donde vivir... Cualquier evento relevante en nuestra vida nos deja huella de una forma  u otra.

Por la propia capacidad de adaptación del ser humano, aprendemos a vivir en esas nuevas circunstancias, nos amoldamos a ellas y llegamos a cambiar cosas esenciales de nosotros mismos. Sin darnos cuenta. Sin ser conscientes.

Hoy quiero reivindicar desde aquí el despertar de esas cosas tan esenciales que hemos dejado alguna vez atrás, dormidas, arrinconadas, casi muertas en un rincón oscuro de nuestro interior y que sin embargo eran relevantes para nosotros. Nos gustaban, formaban parte de nuestra esencia, éramos felices comportándonos de esa manera, sentíamos nuestra propia identidad... Y sin embargo las subordinamos como sí no fueran importantes. Un error, porque realmente lo son, y tarde o temprano llaman a nuestra puerta de nuevo para no irse jamás, a veces de la forma más inesperada.

Comparto esto con vosotros porque yo he pasado por esto. Porque un buen día decidí asumir roles con tal solemnidad que acabe olvidándome de mi misma, sin comprender que eso tiene un coste, genera un desgaste terrible y un día, incluso puede hacerte explotar en mil pedazos. Hoy sé que nuestra esencia no muere nunca, está dentro de nosotros, expectante, dispuesta a que un día le permitamos volver a salir a la luz.

Y cuando sale, cuando despierta, de pronto vuelves a sentirte feliz, exultante, viva, llena. Da igual lo que esté pasando a tu alrededor. Vuelves a sentirte en armonía contigo misma. Vuelves a sentir eso que creías definitivamente perdido, vuelves a ser tú, quien siempre fuiste. Y vuelves a reconocer en cada comportamiento momentos del pasado que hicieron que hoy seas como eres.

Hoy sé que no debemos permitir que esos cambios, esas nuevas situaciones, aunque importantes, nos resten identidad. Cambiarán los roles que asumimos en determinados momentos de la vida, pero será importante no perder de vista quien somos de verdad, y también quien fuimos. Porque sólo así podremos aportar equilibrio a nuestro entorno y vivir en armonía con nosotros mismos. Felices y en paz.


Para M.G. por cuidarme siempre, dormida o despierta.
Para B.F. por ayudarme a despertar de nuevo.

Nica.


Escucha esto mientras lo lees. Ojalá te aporte tanta energía positiva como a mi.


viernes, 27 de junio de 2014

INSTINTO BASICO

"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento."

De la película "Hitch"

Siempre he pensado que el ser humano es un ser esencialmente social, una especie evolucionada que disfruta gustando a los que le rodean. En general nos gusta agradar, nos gusta mostrar nuestra mejor cara, nos gusta proyectar lo que hacemos bien, ...porque esto es lo que nos permite recibir a cambio la aprobación social de los que nos rodean. Y cuando hay aprobación, sentimos que otros se ocupan y pre-ocupan por nosotros, nos aportan cosas y la sensación de soledad se reduce, generándonos un cierto alivio.

No quiero decir con esto que no nos guste estar solos, a mi particularmente me encanta, pero me gusta cuando yo lo elijo, cuando necesito reservar para mi misma ese espacio del que hablaba en mi anterior post. Lo que no me gusta tanto es la soledad no elegida, esa que tienes sin quererla, esa que te angustia, esa que te da tristeza, incluso miedo.

Sentirnos acompañados, poder compartir cosas, ideas, proyectos o aficiones con otros es estupendo, y curiosamente suele ir acompañado de un mejor estado de salud. Por algo será, no? Y si trasladamos nuestra reflexión de la compañía de amigos, familiares o compañeros a la de una pareja, acaso no se intensifican estas cosas?.

Aunque después de una ruptura el sentimiento habitual es de que solos estamos mucho mejor, en la práctica solemos tender a seguir buscando un compañero de juegos. Nos guiamos por el instinto, por nuestras feromonas, esas sustancias comunes a otras especies del mundo animal, que nos ayudan a encontrar con quién compartir nuestro espacio más íntimo.

Y aquí es curioso, porque si nos fijamos bien, da igual la edad de los actores protagonistas (niños, adolescentes, jóvenes, maduros o personas más mayores... la atracción no tiene realmente edad), da igual el contraste de roles (no siempre similares, a veces basta echar un vistazo a la atracción entre jefes y colaboradores, alumnos y profesores, médicos y pacientes, clientes y proveedores...), da igual la diferencia de edad, raza o religión entre ellos. El instinto básico que nos mueve, supera cualquier diferencia. Y cuando esto pasa se inicia la ceremonia del apareamiento emocional, con un torrente de sensaciones de fuerte intensidad que se podría decir, que hasta nos alejan, en cierta medida, del mundo real. En ese momento nos encontramos como sí flotáramos, sumidos en un estado febril de irrealidad que, la verdad, a veces viene estupendamente bien al cuerpo y al espíritu!!

Resulta muy ilustrativo ver algunos ejemplos en esos magníficos documentales del National Geographics donde se recogen las técnicas más originales que podáis imaginar y que utilizan algunas especies para gustar y encontrar compañía. Y resulta interesante contrastar porque, el caso de la especie humana me parece sólo un ejemplo más de este catálogo de actitudes creativas para gustar y ser querido. 

Al fin y al cabo ... podríamos esperar algo diferente de un instinto tan básico?.

Nica.


Aquí os dejo un par de clips para constatarlo.


domingo, 22 de junio de 2014

ESPACIO RESERVADO



Hay un tiempo para ir de pesca y otro para secar las redes
Proverbio chino

Seguro que no es la primera vez que te sientes cansad@, asfixiad@ de la cantidad de cosas que tienes por hacer y en parte también, y aunque te sientas mal solo de pensarlo y no lo compartes con nadie, agobiad@ por la demanda que de tu tiempo hacen los más cercanos a ti.

Es curioso, pero cuanto más predispuestos nos mostramos, cuanto más nos esforzamos por ayudar a los que nos rodean, cuantas más cosas conseguimos resolver, más necesidad de involucrarnos en nuevas cosas parece surgir. En realidad no se trata de ninguna paradoja, más bien todo lo contrario, es casi la consecuencia lógica de cuidar al prójimo, de darte a los demás, de tratar de ayudar y conseguirlo, de asumir tareas y responsabilidades aunque no te correspondan y también, en cierta medida, de no delegar.

Y aunque es muy gratificante la sensación de ayudar a que otros se sientan bien, aunque nadie duda de que dar apoyo a los demás llena mucho, también puede llegar a convertirse en una pesada carga a nuestras espaldas, que un buen día acaba por pasarnos factura.

Poco a poco el tiempo para ti va encogiendose hasta casi desaparecer porque te encuentras pegada al teléfono escribiendo whatsapps a unos y otros, tratando de levantarles el ánimo, te pasas el día corriendo de un sitio para otro para resolver mil y una tareas, te apresuras a escuchar a todos los que necesitan desahogarse, dedicas un buen tiempo a ayudar a tus hijos con sus actividades, a tus padres o hermanos con sus preocupaciones o a tus amigos en sus malos ratos. En resumen, ¡eres un crack para todos los que más quieres! pero... Y para ti? Realmente te sientes en plenitud viviendo así?

Compartir tu tiempo con los demás de forma generosa es importante para ser feliz. Reservarte un tiempo para compartirlo contigo mismo, también. Y pensar que esto no es  egoísmo sino un acto de generosidad, en este caso hacia ti, quizás sea el primer paso para aceptar que tenemos necesidades y que debemos reservar un espacio para mimarnos un poco (y si es posible, también para que nos mimen), sobretodo si queremos seguir en pie.

No se trata de que, de pronto, te olvides del mundo. Ni mucho menos se trata de volvernos egoístas e insensibles. Se trata de ser generosos en nuestras dedicaciones ... Sin olvidarnos de nosotros mismos!!. En el equilibrio suele estar la virtud, y si al principio no sabes ni siquiera como enmendar esta situación sin herir a nadie, puedes empezar por reservar un rato, cada día, para hacer algo que te guste de veras. Lo puedes marcar en tu agenda, acoplar en el horario que no interfiera con tus otras actividades, ser flexible en la actividad a realizar,  y dedicarle más o menos tiempo según tus necesidades y compromisos, pero lo que no debe faltar es ese pequeño espacio reservado para ti cada día.

No olvides qué cuanto más agotad@, enfadad@ o frustrad@ te sientas, menos serás buena compañía para nadie, así que quizás sea mejor ponerle remedio antes de que tus emociones se desborden, por saturación, con los que tienes más cerca.

Nica.


domingo, 1 de junio de 2014

SEDUCELES... CON TUS PALABRAS


"No es lo que el orador dice, sino quien es, 
lo que da peso a la elocuencia". Eurípides

Hace tiempo que tenía ganas de compartir con vosotros unas ideas precisamente sobre esto, sobre el arte de cautivar con las palabras. ¿Te has preguntado de donde sacan algunas personas ese don tan especial que les permite dirigirse a otros y convencerles con facilidad sobre algo? Yo sí.

Desde siempre me ha fascinado la facilidad con la que algunas personas son capaces de conectar con otros, de llegar más allá de la mera atención en el mensaje que transmiten y tener la habilidad de vincularse con las emociones de los demás. Personas que utilizan el lenguaje de la mirada o el del cuerpo con más fluidez y armonía, si cabe, que el de las propias palabras.

Hay personas que cuando hablan te envuelven como en un manto invisible que te aproxima hacia ellos, como si se tratara del más potente imán. Personas que, cuando te miran a los ojos, penetran en tu emoción, te tocan la fibra sensible y terminan por derrumbar tu resistencia a esta atracción, mientras que el tono y el ritmo de su voz te mecen y su sonrisa termina por seducirte del todo.

No hablo de políticos, a los que en más de una ocasión los obligados cursos de oratoria solo sirven para dar artificialidad y cierta impostura a las pausas de sus forzados discursos. Hablo de personas cotidianas, con las que te gusta estar, con las que el tiempo parece no contar porque te hacen sentir bien, solo por el hecho de conversar con ellas.

El arte de la conversación, de la oratoria, desde mi punto de vista es justamente eso, un arte. Pero también se puede entrenar y desarrollar en cierta medida. Más allá de la coherencia del mensaje, que es obviamente requisito previo, hay elementos básicos que mejoran sustancialmente la sensación global de tus interlocutores al escucharte. Mirar a los ojos sin intimidar, combinar la sonrisa con una expresión facial relajada, sin fruncir el ceño, por ejemplo. Tus manos, su posición, la armonía y simetría de sus movimientos. Tu cercanía, sin invadir el espacio vital de tu interlocutor pero lo bastante próxima para que sienta tu deseo de sentirte cerca. La posición de tu cuerpo, erguida pero no rígida, con los hombros relajados y las manos fuera de los bolsillos. Y ¿que decir del tono y el ritmo de tu voz? Ni muy alto ni muy bajo, con las pausas necesarias, sin forzar, acompasando el ritmo con los cambios en la emociones que deseas transmitir en el mensaje, con suavidad. Dulce, pero sin empalagar.

Ya puede ser un médico, un profesor, un entrenador, un estilista, un gestor de equipos o el dependiente de una tienda, el arte de seducir con las palabras no es propio de una sola profesión, pero me atrevería a decir que es bastante relevante para el éxito en la mayoría de ellas. Porque la capacidad de atraer, de seducir al interlocutor es básica en cualquier relación comercial y personal. 

Dedica unos minutos a reflexionar sobre tu oratoria y si sientes que te gustaría potenciar alguna cosa, no lo dudes, ponte manos a la obra, porque con un poco de ayuda, seguro que es posible que les seduzcas aún más.

Y si quieres inspirarte un poco te recomiendo que le eches un vistazo a esto. No olvides que, como decía Cicerón, no hay nada tan increíble, que la oratoria no pueda volverlo aceptable.

Nica.


viernes, 23 de mayo de 2014

EL ESFUERZO INAGOTABLE DE LA HORMIGA


"La vida es aquello que te va sucediendo
mientras estas ocupado haciendo otros planes".

John Lennon


Hace años, si alguien me preguntaba con que animal me identificaba, le contestaba instintivamente que con un perro de raza mastín, tranquilo, relajado y pacífico a más no poder.

Pero la vida va transcurriendo en nosotros, casi sin darnos cuenta, transformándonos en lo más hondo de nuestras conductas, y cuando ya llevamos un buen trecho del camino recorrido, resulta que nuestra propia percepción sobre nosotros mismos, también ha cambiado sustancialmente.

Desde pequeña aposté por la cultura del esfuerzo, no se muy bien por que y en aquella época sin duda desconocía también el para que de semejante decisión. Pero se fue creando en mi una sensación, que cada día calaba más hondo, de que el valor de las cosas está en directa proporción del esfuerzo que imprimía en conseguirlas. Con esta idea, empiezas a sentir que tienes que hacer más y más cosas. Empiezas a no disfrutar de verdad de lo que consigues, básicamente porque ya estas embarcado en un objetivo nuevo, más ambicioso que el anterior y que te obliga a esforzarte un poco más.

Metido ya en esta dinámica pasan los días, los meses y los años, y aunque no eres consciente de ello porque tu energía esta focalizada en alcanzar tus esforzados retos, el tiempo va pasando permitiéndote conseguir un montón de cosas que no terminas de apreciar en toda su entidad y que vas acumulando en tu historia vital, como se acumulan los números de teléfono en una agenda, sin darnos cuenta de cuantos tenemos y a veces incluso, sin recordar la historia de cada uno.

Ser un esforzad@ de la vida no está mal si cumples algunas premisas: disfrutas del producto de tus esfuerzos, no conviertes el esfuerzo en un fin sino en un medio para ser más feliz con lo que alcanzas, aprendes a recompensarte y encuentras el momento para descansar y reponer fuerzas de vez en cuando. Pero si alguna de estas cosas te fallan, créeme, al final este estilo de vida tipo hormiga no es nada gratificante ni recomendable. Acabará por agotarte, pasará factura a tu cuerpo y a tu alma, te sentirás casi siempre insatisfecho y tenso y, en definitiva, no te hará feliz.

Como en todo en la vida, en el equilibrio está la virtud. Ni demasiado condescendiente contigo mismo ni demasiado autoexigente. El punto justo de esfuerzo y disfrute de la vida, que tan difícil es de encontrar, será el que de verdad te haga sentir lo que vives y ser un poco más feliz cada día.


Nica

domingo, 20 de abril de 2014

ESTAMOS PREPARADOS?

No olvidemos que las pequeñas emociones son los verdaderos capitanes de nuestras vidas y las obedecemos cada día sin siquiera ser conscientes de ello.

Vincent Van Gogh

Durante las ultimas semanas he tenido tiempo para reflexionar con calma sobre algunas cuestiones que creo pueden tener influencia en el bienestar de las generaciones actuales y sobre todo de las futuras. Muchos de estos aspectos los iré compartiendo con vosotros en los próximos días, ahora que he vuelto con las pilas bien cargadas.

Una de las cosas sobre las que he estado pensado e incluso comentándolo con alguna amiga ha sido si realmente estamos preparados para asumir los retos del contexto actual. Hoy en día, profesionalmente se nos exige disponer de suficientes conocimientos técnicos en nuestra profesión, ser capaces de defendernos en varios idiomas y estar dispuestos a desplegar todas nuestras capacidades en cualquier parte del mundo que nos toque hacerlo.

Pero ser capaces de afrontar estos grandes retos, ya hayamos iniciado hace tiempo nuestra vida laboral o estemos ahora a punto de empezar a hacerlo, supone mucho mucho mas que lo que habitualmente te da cualquier titulo académico. Los conocimientos técnicos solo son una pequeña parte de lo que se espera de nosotros. Pero ademas de éstos, se espera que seamos flexibles, empáticos, que sepamos comunicarnos con eficiencia y eficacia con los demás, que seamos capaces de comprender nuestras emociones y las de los demás y, en muchos casos, que seamos hábiles en gestionar grupos humanos.

Pero si asumimos que todos estos son, en mayor o menor medida, requerimientos ciertos y comunes en la sociedad en que vivimos, la pregunta lógica que podríamos hacernos es: ¿Estamos realmente preparados y entrenados para asumirlos?

Salvo en algunos entornos educativos o laborales que ya empiezan a vislumbrar la necesidad de entrenar a sus estudiantes o trabajadores en dichas habilidades, la gran mayoría pasa de largo en el aprendizaje de estas competencias, llamemosle, soft.

En las Escuelas de ingeniería, por ejemplo, el esfuerzo se dirige hacia el acumulo de conocimientos técnicos y tecnológicos que nos preparen para hacer los mejores proyectos o supervisar la ejecución de las obras mas complejas, sin embargo no es habitual, al menos en España, el entrenamiento de la resiliencia, la gestión de la ansiedad, la capacidad de hablar en público, la gestión del cambio o el trabajo en equipo. Y curiosamente todas estas habilidades son las que marcan el factor diferencial de los profesionales cuando saltan al mercado laboral.  ¿Resulta sorprendente, no os parece?

En cuanto al desarrollo de estas competencias en el ámbito laboral hace tiempo que, afortunadamente, las grandes compañías iniciaron el camino. Sin embargo, la mayor parte de las veces, el esfuerzo en desarrollar a las personas en estas habilidades se circunscribe al estamento directivo, limitando las posibilidades de los que aun no han alcanzado ese segmento.

Estoy convencida de que nuestra sociedad deberá hacer un esfuerzo consciente por mejorar estas cuestiones, empezando por la educación, desde pequeños, en aspectos que nos permitan estar cada vez mas preparados y ser, sin duda, mejores personas. Porque de nuestras habilidades en aspectos como los mencionados dependerá, en gran medida, la felicidad en nuestras vidas y en las de los que nos rodean.

Nica


domingo, 2 de marzo de 2014

CRONOLOGIA DE UN CAMBIO: PRIMAVERA

Cada día me miro en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?". Si la respuesta es "No" durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.

Steve Jobs

Hace ya unos cuantos posts que escribí sobre lo duro que le puede resultar al ser humano el inicio de un cambio. Esos primeros síntomas donde sientes que algo que antes iba ya no va, y donde intuyes también que ese algo que era estable y confortable en tu vida, pronto va a dejar de serlo.

Mucho se debate sobre la necesidad de ser flexibles al cambio, pero la cruda realidad parece ser que por mucho que nos empeñemos en ello, afrontar una transformación personal profunda, suele dejar sus huellas y no siempre resulta fácil.

Incluso cuando el cambio es claramente “para mejor” nos cuesta deshacernos del peso de la costumbre, de la práctica de lo habitual. Hace pocos días he tenido la ocasión de ver el pesar de un niño, habitualmente tan flexibles, ante algo hipotéticamente estimulante como puede ser la reforma de su habitación. Dejar atrás los recuerdos de una etapa pasada de la vida, como si con ello nos traicionáramos a nosotros mismos, no es nunca tarea fácil. ¿Que podríamos sentir entonces cuando decidimos cambiar de trabajo o de pareja porque aquello que un día nos hizo felices ya no es acorde con nuestro propio yo?

La realidad, lo aceptemos con facilidad o no, es que la vida es una sucesión de cambios, un conjunto alquímico de pequeñas y grandes transformaciones que van ayudándonos a escribir los capítulos de nuestra existencia. Con el paso del tiempo (que dicen, todo lo cura) solemos darnos cuenta de lo necesarios que resultaron esos cambios del pasado para llegar a ser lo que hoy somos, aunque muchos de ellos nos hayan resultado dolorosos en un principio.

Soy de la opinión de que es precisamente en esas transformaciones donde más aprendemos y crecemos en nuestro mundo interior, y creo que es sobre todo cuando ya hemos transitado por esa “travesía del desierto” particular, cuando más somos capaces de apreciar la cara amable de la vida, cuando más recursos personales llevamos en nuestra mochila y cuando más entrenados estamos para afrontar con éxito los avatares de la vida.

No todos somos igual de flexibles ni aceptamos de igual grado salir de nuestra cálida y apacible “zona de confort”, pero sí que es conveniente que nos empeñemos y hagamos un esfuerzo por descubrir esa parte buena, apasionante y única que, aun a veces un poco escondida, se encuentra en cada cambio, obligado o no, de nuestra vida.


Nica.

domingo, 23 de febrero de 2014

RELAX

No considero libre a quien no tiene algunas veces sus ratos de ocio.

Cicerón

Cada mañana al levantarme intento planificar el día y encontrar el momento adecuado para hacer cada cosa que tengo previsto hacer. Hasta aquí incluso podría pensar que está estupendo actuar así, de forma tan organizada, … si no fuera porque de vez en cuando intento “meter” con calzador, en mis “escasas” 24 hora del día, muchas más cosas de las que en realidad tienen cabida.

No es raro que se nos ocurra la idea (descabellada) de tratar de acomodar en un día cualquiera un montón de tareas simples, con poca dificultad y que una a una puede que hasta te resulten satisfactorias (trabajar, estudiar, leer algún libro, hacer deporte, ver una película, disfrutar de una conversación con tu gente, dar un paseo, hacer la compra, escribir, “whatsupear”…). El único problema es que quizás sean demasiadas para hacerlas una detrás de otra en las escasas 14 o 16h que nos quedan del día, quitando el tiempo dedicado a dormir y alimentarnos.

Cuando actúas así, el resultado es que para acomodar todo acabas corriendo de un lado a otro, sin aliento y sin encontrar un momento de sosiego necesario para pararte a pensar o para saborear, como os decía en mi anterior post, los detalles de las cosas.

Para no romper a llorar (o a gritar, según el caso), solemos pensar ilusos que pronto (aunque realmente queden meses) llegarán las ansiadas vacaciones en las que podremos descansar a gusto. El problema es que cuando por fin llegan, las apuramos tanto que es casi como si no las hubiéramos tenido.

Después de unas cuantas veces de experimentar esta desagradable sensación he llegado a la conclusión de que más vale ir tomándonos pequeños momentos de relax cotidianos que esperar al “gran relax”. Y también de que más vale hacer poco pero bien y disfrutándolo con la mayor plenitud posible, que no muchas actividades a la carrera en la que casi ni nos damos cuenta de lo que hacemos. Y lo que es peor, con las que dejamos a los demás “a medias”.

Quizás pienses que en tu caso no es posible, que no tienes más remedio que ir siempre a la carrera, que ya te gustaría a ti tomarte un respiro… yo también pensaba así, pero creo que aunque nos parezca difícil, merece la pena intentarlo, porque poco a poco vamos “aprendiendo” y ajustándonos a la realidad, y con ello conseguimos prevenir el estrés y la ansiedad de forma efectiva.

No te sientas culpable por parar un poco, no necesitas demostrar a nadie que eres Superman o Superwoman. Trata de divertirte con cada cosa que hagas, y sobre todo de esas que haces en compañía. Y si tienes un rato libre, simplemente, disfrútalo!.


Nica.

domingo, 16 de febrero de 2014

LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

“Aprovecha la oportunidad en todas las cosas;
no hay mérito mayor

Píndaro

Ayer vi una película que me hizo reflexionar. El filme, “Una cuestión de tiempo”, relata de forma simple la importancia de fijarse en los detalles de cada una de las cosas que pasan en nuestro día a día. Cosas sencillas, cotidianas, que no por ello dejan de ser importantes. A través del don de poder viajar a cualquier momento pasado de su vida y cambiarlo, el protagonista toma conciencia, y hace que el espectador también lo haga, de los impactos de las pequeñas o grandes decisiones de nuestra vida.

Siempre he estado convencida, y más aun con el paso de los años, de la importancia de los detalles. Más de una vez he comentado en algún post lo habitual que es que vayamos con el piloto automático encendido… casi de forma permanente. Y también lo peligroso que resulta comportarse así. La conciencia nos hace dueños, en gran medida, de nuestras decisiones pero además de eso, nos permite saborear con mayor intensidad cada circunstancia.

Seguramente en más de una ocasión nos ha dado por pensar lo estupendo que sería tener una segunda oportunidad, poder cambiar la forma en que nos comportamos en algún momento del pasado, dando por hecho que con ello podríamos mejorar nuestra realidad actual, nuestra sensación de bienestar y nuestra felicidad en la vida. Sin embargo, pocas veces nos da por pensar que una buena y sencilla forma de mejorar nuestro estado de ánimo es fijarse en los detalles de cada contacto personal que tenemos en el día a día.

Alguien sabio dijo que una buena forma de ser felices, es vivir cada día con la misma intensidad que aplicaríamos si fuera el último de nuestra vida. Porque la vida no suele dar segundas oportunidades pero si primeras, que no solemos pararnos a saborear en toda su extensión y que solemos dejar pasar a medio consumir, sin darles la debida importancia.

No podemos cambiar el pasado, pero si podemos aprovechar más el presente y, de paso, ir construyendo poco a poco nuestro futuro. Saborea cada instante como si fuera el último, conecta con todos tus sentidos cuando estés con otras personas para sentir la realidad en toda su extensión, evita hacer muchas cosas a la vez, porque distraerá tu atención y dejarás de ser del todo consciente, y sobre todo, permanece atento a los detalles, porque en las pequeñas cosas de la vida se encuentra la llave para ser más felices cada día.

Nica.


domingo, 9 de febrero de 2014

MEDIO LLENA

“Dirige tu mirada hacia el sol,
y la sombra quedará detrás de ti.”

Proverbio Persa

Es verdad que a mí siempre me ha ido más buscar el lado positivo que el negativo que hay en cualquiera de las cosas que nos pasan en la vida. Así que, seguramente, estas reflexiones estarán bastante impregnadas con esta visión subjetiva.

Es verdad también que la mayor parte de mi entorno cree que tengo algo de suerte y aunque ya compartí con vosotros en otro post mi opinión sobre el tema de la suerte, lo cierto es que yo no voy a ser quien lo niegue, porque pese a haber pasado por algún que otro trance bastante desagradable, en general me siento muy feliz con la vida que he tenido y más aún con la que tengo actualmente.

Quizás por estas dos verdades, a veces me da por pensar por qué muchas personas se empeñan en buscarle el puntito negativo a cada cosa que les pasa. Como bien dice Victor Kuppers, a menos que hayas perdido o tenga una grave enfermedad alguien a quien quieras mucho o tú mismo, lo cierto es que tenemos más motivos para ver, aunque solo sea de vez en cuando, el lado positivo de nuestras vivencias. Lo que suele suceder es que, habitualmente, no estamos entrenados para ello.

Tengo un buen amigo que de un tiempo a esta parte se pasa gran parte del día diciendo “esto es una mierda”. Lo dice tantas veces que parecería que de verdad está rodeado de cacas por todos lados. Muchas veces me paro a pensar si no tendrá él la razón y seré yo la que estoy equivocada en mi percepción, porque, como es bien conocido, cada uno percibimos un prisma distinto de la realidad. Es un tío divertido, tiene una familia estupenda, trabaja en lo que le gusta y con quien le gusta, no tiene ningún jefe medio lelo y engreído a quien aguantar cada día (eso ya consiguió quitárselo de encima) y además gana un montón de dinero. Sin embargo a veces tengo la impresión de que llevara siempre puestas unas gafas de cristales mágicos que le hicieran ver todo de color de hormiga.

Yo soy de la opinión de que, o consigues cambiar los cristales mágicos de tus gafas por otros más positivos o estás perdido. No eres consciente de lo bueno que tienes, sueles ir de bastante mal humor, lo que supone una fuga de energía para ti y para los que te rodean, que poco a poco suelen tomar distancia de las personas en semejante estado, aunque esa persona seas TÚ. Y para colmo, contribuyes a debilitar tu sistema inmunológico, con lo que con mucha frecuencia andas con dolor de cabeza, de tripa o constipado. 

Vamos, que la vida son dos días y si encima te empeñas en que esos días hace un tiempo de perros cuando solo hay una nubecilla de nada, pues lo cierto es que tu propia vida se te escapará de las manos imaginándote lo bueno que será cuando lleguen tiempos mejores, cosa que difícilmente serás capaz de percibir en su auténtica dimensión.

Anímate, cambia los “cristales mágicos de tus gafas”, y esfuérzate un poquito más por ver el lado positivo de lo que va transcurriendo en tu vida. Seguramente llegue un momento en el que alcanzaras a ver la botella medio llena y como consecuencia de ello, serás mucho más feliz.


Nica

... Y si aun te quedan dudas, échale un vistazo a este trailer...




lunes, 3 de febrero de 2014

QUIERETE MUCHO


Amarse a uno mismo es 
el principio de una historia de amor eterna.

Oscar Wilde

Veo cada vez con más frecuencia como, sin darnos cuenta, nos auto descalificamos o tiramos por tierra nuestras capacidades con sorprendente normalidad. Aunque haya motivos reales y objetivos para ser críticos con nosotros mismos, el propio hecho de decir frases como “soy un desastre”, “no doy una” “no hago nada bien”, no son lo que se dice elementos de lo más motivador para nuestra autoestima.

A pesar de que lo hacemos sin darle importancia de forma consciente, inconscientemente estas pequeñas “perlas” que nos soltamos a nosotros mismos casi a diario van minando nuestra moral, hasta que un buen día empezamos a creernos todas estas cosas de verdad y, lo que es más grave, a actuar como si fueran ciertas.

Ya hablé en posts pasados de dos aspectos que tienen mucha relación con este asunto: las creencias limitadoras y los hábitos. Si tenemos la “costumbre” de soltarnos a nosotros mismos esas frases a la menor cosa que no hacemos a la perfección (cosas tan simples como derramar la leche, olvidarnos de algo al hacer la compra o no encontrar las llaves), lo cierto es que vamos creando un hábito peligroso. Un hábito en el que nuestro YO más profundo recibe con demasiada frecuencia estímulos y consignas negativas. Este hábito acaba por convertirse en algo muy creíble y ahí nace una creencia limitadora de la que nos costara mucho despojarnos. Eso si algún día llegamos a ser conscientes de ello!.

Pero… ¿qué pasaría si en vez de frases negativas nos diera por recordarnos en voz alta y con la debida frecuencia, todas esas cosas que hacemos bien?. Pues pasaría lo mismo! Generaríamos un hábito, y esas cosas se grabarían en nuestro inconsciente hasta que nos las creyéramos sin dudarlo ni un segundo. Solo que en este caso servirían para potenciar y hacer aún mejor todo eso que ya hacemos bien, porque sin duda, al creerlas, actuaríamos como si fueran una verdad incuestionable.

No deja de ser curioso que seamos mucho más tolerantes con los demás que con nosotros mismos, cuando el único compañero de viaje que tenemos la absoluta certeza de que nos va a acompañar en nuestra vida es uno mismo.

Quiérete mucho, cuídate cada día, ajusta tu nivel de autocrítica (…y esas frasecillas que te dices en voz baja), reconócete todas las cosas que haces bien (que seguro que son unas cuantas) y empieza a disfrutar de un nuevo modo de vivir el presente, sin duda mucho más sano para tu espíritu.


Nica.